La incorporación de la conectividad en los electrodomésticos no es nueva. Sin embargo, el uso de la inteligencia artificial es mucho más reciente. ¿Cómo se utiliza? ¿Cómo hace que los aparatos sean más «inteligentes»? ¿Y cuáles son los beneficios concretos? Te lo explicamos.
Conectividad e IA: una evolución constante
Los electrodomésticos han disfrutado de la conectividad durante mucho tiempo. Pero la tecnología evoluciona y la nueva tendencia es el uso de la inteligencia artificial, que se está extendiendo, especialmente en los electrodomésticos grandes. Estos equipos de nueva generación también están conectados a la red, pero sus posibilidades son mucho más amplias.
Más que conectados: inteligentes y autónomos
¿Cuál es la diferencia entre los electrodomésticos «simplemente» conectados y los que utilizan IA? Tomemos el ejemplo de una lavadora. Gracias a la conectividad, puedes controlar tu aparato a distancia y obtener recomendaciones de programas. Puedes obtener ayuda para elegir el programa adecuado (incluso un programa específico solo accesible a través de la aplicación), por ejemplo, para lavar algodón manchado de hierba o puré de zanahoria. También puedes controlar el consumo de agua y energía en la aplicación. Pero, para hacer esto, aún necesitas realizar una acción, usando tu teléfono inteligente.
En el caso de la lavadora Grundig AI-Sense, solo necesitas elegir si quieres un lavado intensivo, ecológico, delicado o rápido; el aparato se encarga del resto.

Con la IA, la lavadora sigue conectada, pero no necesitas configurar o elegir nada; solo tienes que activar la función de automatización y dejar que el aparato haga el trabajo. Equipado con sensores y utilizando algoritmos, recopila toda la información que necesita: la carga de ropa, el tipo de tejido, su grado de suciedad… Las lavadoras que utilizan IA son capaces de determinar el programa ideal, la temperatura de lavado, su duración, dosificar automáticamente el detergente y definir el número de enjuagues necesarios. Las lavadoras de la gama Bespoke AI de Samsung, por ejemplo, son capaces de hacer esto, al igual que el modelo AI-Sense recientemente anunciado por Grundig.
La diferencia es significativa, ya que la tecnología se vuelve transparente para el usuario, que ya no necesita interactuar con la aplicación ni usar su teléfono inteligente. Cabe mencionar que, por supuesto, puedes controlar los programas si no deseas «automatizar» un ciclo de lavado.
Lavadoras, hornos, refrigeradores…
De igual manera, gracias a la inteligencia artificial, estos equipos aprenden y amplían sus posibilidades con el uso. En el caso de la licuadora Oster, la IA puede ajustar recetas, controlar velocidades o sugerir mezclas. El ejemplo de los refrigeradores también es muy elocuente. Para optimizar el consumo de energía, el aparato se basa en los hábitos de uso: la frecuencia de apertura de las puertas, su duración y los horarios. Por ejemplo, si nunca abres la puerta por la noche, reduce la velocidad del compresor y ajusta la temperatura para mantener la cadena de frío mientras ahorra energía. También adapta la frecuencia de las descongelaciones (automáticas) para que conserves las ventajas de la tecnología No Frost mientras reduces el consumo de electricidad. Algunos fabricantes como Samsung o Haier desarrollan aparatos frigoríficos con estas tecnologías.
Los hornos de gama alta de última generación también utilizan IA. Equipados con cámaras, pueden reconocer ciertos alimentos para recomendar los parámetros de cocción más adecuados. De nuevo, gracias a la inteligencia artificial, se supone que su base de datos se amplía con el tiempo, para que puedan reconocer cada vez más alimentos. La cámara también sirve para controlar el color de los platos horneados y su grado de dorado para determinar el mejor momento para detener la cocción y, sobre todo, evitar que se queme un plato.
Estos aparatos también aprenden con el uso, para ofrecer recomendaciones personalizadas. ¿Cómo? Si, al finalizar el tiempo de cocción sugerido, prolongas la cocción de un plato (como lasaña o pizza) durante unos minutos y esto ocurre varias veces, el aparato lo tendrá en cuenta en las cocciones siguientes.
Optimización total

A primera vista, esto aporta cierta comodidad, pero no solo eso. El objetivo de estas tecnologías inteligentes es asegurar un rendimiento óptimo (lavado de ropa, preparación de alimentos o conservación de alimentos), consumiendo la mínima cantidad de agua y energía. Si volvemos a tomar el ejemplo de la lavadora, sin esta inteligencia, puedes elegir un programa de lavado económico.
Pero, gracias a la IA, el aparato va más allá: reduce la duración del ciclo, la temperatura y el número de enjuagues siempre que sea posible. En resumen, ahorra agua y electricidad siempre que puede sin afectar la eficacia del lavado. Desde este punto de vista, los beneficios son evidentes: preservación del rendimiento, reducción del consumo, capacidad de evolución gracias al aprendizaje, todo ello sin necesidad de intervención «manual».
Capacidad de agregar múltiples datos
Por último, la IA es capaz de agregar una gran cantidad de información y datos, recopilados localmente a través de sensores integrados en los aparatos, pero también procedentes del exterior (clima, contaminación del aire, picos de consumo en la red eléctrica…). De esta manera, algunos fabricantes trabajan para ofrecer un control completo de los equipos de la casa (electrodomésticos, pero también aire acondicionado, calefacción…), teniendo en cuenta múltiples datos. Se pueden mencionar, por ejemplo, los contratos de electricidad de horas punta y horas valle, los periodos de producción de energía si la casa está equipada con paneles solares o los picos de consumo de electricidad…
En este caso, puedes, por ejemplo, conectar tu vehículo eléctrico, llenar tu lavavajillas, preparar tu lavadora… y dejar que el núcleo del sistema (es decir, la aplicación que controla todos los equipos) decida el mejor momento para iniciar un ciclo. En conclusión, la IA se ha vuelto asombrosa en el uso cotidiano.






